Una liberación poder entenderme

Buenos días,

Tengo 30 años y me enteré hace casi dos años, cuando empecé a montar mi propio Centro Pedagógico. Desde 1º de primaria recuerdo esos momentos angustiosos de leer en voz alta… hacía mis trucos para sin leer todo, cuando dijeran mi nombre, saber aproximadamente por donde tenia que empezar a leer yo. Y recuerdo que entonces me empezaron muchos dolores de cabeza, me hicieron todas las pruebas pero la niña no tenía nada, todo estupendo, así que no sabían porqué sin más me quejaba tanto de dolor de cabeza… también recuerdo que la profe llamó a mis padres a tutoría por la lectura.

Desde ahí yo simplemente pensaba que como estábamos aprendiendo, que lo difícil que era para mi sería igual de difícil para los demás, y que si ellos respondían bien, yo también podía. Así que no me sentí tonta, pero si recuerdo que tenía que esforzarme mucho e intentaba ir con el ritmo de los mejores de la clase, si ellos pueden yo también. (Por esas edades, los 7, yo empecé a competir en natación, ahora pensando creo que eso me ayudó a competir conmigo misma en cuanto a esfuerzo, a pensar que simplemente era que me tenía que esforzar más. igual que en la competición, no pensaba que fuera peor, simplemente que yo también podía si me esforzaba más. Ahora soy consciente que este pensamiento me acompaña desde entonces.) Y el cole trascurrió bien, más o menos hasta bachiller. Tenía problemas con las matemáticas, la historia y literatura a pesar de que me encantaba, por tener que leer tantísimo. En la ESO los problemas de ciencias fatal, pero saqué todo con ayuda de mis padres y horas de estudio cuando empecé a suspender algún examen. Pero nunca dije nada a nadie. Suponía era así. En bachiller se me complicó especialmente con las matemáticas, la física y literatura e inglés… bueno y las faltas de ortografía… pero ahí para mí era un tema de que entrenaba muchas horas e iba cansada, mis padres se separaban… aunque si recuerdo que mis compañeras de equipo, en concreto las más cercanas, sacaban mejores notas, y empecé no a pensar, pero si a sentirme algo más tonta. Pero lo que me importó es que aprobé todo y empecé la carrera.

Tras dos años de universidad presencial me cambié y estudié a distancia, y eso para mi era un alivio, no tenia que ir a clase y leer en alto, iba a mi ritmo, me organizaba a mi manera… aunque la gente decía que era más dificil para mí fue más fácil porque no sentía presión y dejé de sentirme tonta.

Hasta que he emprendido, trabajé relacionado con el deporte, así que nada de leer o hacer informes, por tanto feliz y sintiéndome capaz en mi trabajo.

Pero si muchos dolores de cabeza en épocas en que leía más, muchos problemas de sueño, de derecha-izquierda… y una vez he empezado a emprender mi proyecto, atando cabos… ha supuesto una liberación poder entenderme y sobre todo dejar de luchar contra mi misma en algunas cosas, sino buscar otras maneras como hice en el cole. Lo que más me cuesta ahora es cuando escribo artículos y organizarme.
Pero me siento feliz de quien soy y cómo soy  y aprendiendo a utilizar esas habilidades que hemos tenido que ir desarrollando para compensar.

Feliz semana de la Dislexia!!

 

Testimonio de un adulto: ni miedo ni vergüenza

 

¿Cuándo y cómo te diste cuenta que tenías dislexia?
Fue un proceso lento y muy difuso en mi memoria. Tardé mucho tiempo en conocer mi realidad. Mis padres no estaban al corriente de ese tipo de problemas y nunca sospecharon de ello. En realidad me di cuenta yo mismo…

Antonio Palacios, es disléxico (nos vais a permitir la licencia de incluirlo como la primera de sus virtudes), Doctor en Ciencias Biológicas, Máster en Viticultura y Enología, Técnico Enólogo, Profesor Asociado en la Universidad de la Rioja, autor de numerosos artículos, ponencias y conferencias tanto en España como en el extranjero.

En esta emocionante entrevista, Antonio nos cuenta de forma muy clara cómo ha conseguido llegar a lo más alto en su profesión siempre de la mano de su dislexia. Con él aprendemos que ¡si queremos, se puede! Nada nos está vetado por el hecho de nacer con dislexia, es sin duda un magnífico ejemplo de vida.

Para todos aquellos que viven con la dislexia, y para sus familias, es importante saber que no están solos, que los sueños se pueden conseguir, que aunque el camino sea duro, se puede pasar por encima de las dificultades y llegar a la meta. Con Antonio podemos aprender que nada nos está vedado, que podemos llegar donde queramos y no sólo llegar… ¡Podemos triunfar!!!

Lee la entrevista entera

Carta a un joven con dislexia

Carta de un adulto disléxico:

«Quizá acabas de aprender que tienes dislexia, o ya los sabías, ya te hicieron los estudios en tu niñez, y es ahora que comienzas a comprender cómo el diagnóstico da luz a tus frustraciones más profundas respecto al aprendizaje. Te escribo esta carta un poco queriendo regresar en el tiempo a un versión mía más joven, para compartir algunos insghts que me ahorrarían mucha confusión, dolor, y oportunida pérdidas. No existen máquinas de tiempo, pero si el compartir experiencias.»

leer más