Nos envía esta reflexión Paco Jaime, Maestro de Educación Primaria. Coordinador de bilingüismo, desarrollador del enfoque metodológico “MR MIC & G. XXI” CEIP-PRI La Aceña.
UNA VISIÓN DESDE EL OTRO LADO
17/04/2020
Ando confinado, como “todo” el mundo, que se encuentre confinado, no es una redundancia banal. Viendo por mi ventana como hay gente que deja su confinamiento y da a veces, tantas vueltas con su perro, que creo que será olímpico en las próximas Canino Olimpiadas.
Mientras tanto, estoy leyendo en diferentes medios acerca de lo que acontece con la enseñanza; si aprobado general, si retraso de la EBAU, si es un agravio comparativo un aprobado general, si la diversidad está abandonada, si final del curso ya, si el teletrabajo es más estresante para las familias que no son digitalmente competentes, del mismo modo para los docentes que rehúyen cada día de la formación tecnológica, si avanzar materia, o repasar lo ya dado presencialmente, y ese largo etc. Hay un argumento y su contrario para quedar en nada al final. ¿No les suena a nuestros interminables informativos? La conclusión es, que nadie parece saber tener la respuesta a las muchas preguntas con sus interminables variables.
Les diré, en términos educativos, lo que puede que esté sucediendo, si me permiten mi punto de vista. La enseñanza es por definición, y de forma sucinta, un conjunto de habilidades, contenidos, hábitos, procesos neurológicos, etc… adquiridos a través de la experimentación necesaria para aprehenderlos y transmitirlos, de alguien que los tiene a otro que no los tiene.
Estando más o menos situados con lo anterior, me doy cuenta que el profesorado, en mayor o menor medida no es consciente de cómo actuar en esta situación, y en las habituales; no todo, obviamente, pero haberlos los hay. Sin duda, se me ocurre pensar en otra institución a la que se asemejan, ¿les suena a quién nos parecemos? Y todavía voy más allá y haciendo referencia a las familias. Ustedes creen que, en un domicilio medio, donde haya cuatro miembros (mamá+papá+2 hijos) cuando esa combinación se multiplique (padres+abuelos+hijos), haga las combinaciones que le plazca. Pongamos un ejemplo. Imagine la siguiente situación: “un adulto tele trabajando, más un escolar que necesite tele trabajar con cosas de la escuela o centro de estudios; más otro miembro de la familia con ganas o necesidad, de usar el PC, laptop, Tablet, Smartphone, etc…, a eso le sumamos unas 8 a 9 asignaturas de media, con al menos una hoja de actividades por cada asignatura/área, con las correspondientes consultas al libro digital o links que cada actividad comporta, más el tutorial del profesor aclaratorio, impresoras con cartuchos de tóner, cuyo precio parece sangre de unicornio, o libretas que se acaban, pierden o desaparecen, la clase on-line, los niños todo el tiempo diciendo que no se enteran, diciendo: “¡que así no me lo explicaron!”, etc…” Creo que ya van cogiéndole el ritmo, frenético, en el que están las familias.
Por otra parte, el profesorado, escudriñando la red como nunca antes. Buscando materiales más allá de la editorial, por fin, para que sean más accesibles, más sencillos, y de mejor acceso para las familias. Creando blogs, creando webs, para facilitar el aprendizaje a los alumnos y a sus familias, haciendo más tutoriales que “El Rubius o El Cejas” juntos.
En definitiva, reformando su metodología y digitalizándola a la voz de ¡ya!, sin previo aviso ni preparación suya ni del alumnado. Y es aquí cuando además me pregunto: ¿se ha tenido en cuenta a los docentes en algún momento? Cuando el aporte de sus equipos tecnológicos, es subvencionado por los propios docentes, sí se les avería son ellos los que corren con todos los gastos y, recordemos que ellos también tienen familia. Todavía, nadie se ha acordado de ellos en los aplausos de las 8 de la tarde, ni nos vamos a acordar tampoco. Pero eso sí, ellos seguirán teniendo que corregir más tareas que nunca, con más detalles que nadie antes había visto, e intentando dar un feedback a todo el alumnado. Si es de infantil, o primer tramo/ciclo, descubrimos un estrés desconocido y jornadas interminables. Pero sí nos vamos a acordar de ellos cuando haya que levantar el país y reducirles el sueldo o quitarles las pagas extras.
Si hablamos de Atención a la Diversidad, apaga y vámonos. Por más que queramos, si durante el curso ordinario ya es difícil llevar a cabo una atención a la diversidad eficaz, unas veces por motivos de escasa formación y conocimiento, otras por falta de medios, lo cierto es que nada de nada, o más de lo mismo si lo prefieren, con el agravante de estar en casa atrapados con la familia que la mayor parte de las veces dependía del medio escolar.
Pongamos por ejemplo un alumno con dislexia. ¿Le enviamos una ficha de lectura? ¿Un tutorial asociado a una ficha? Y así podríamos estar hasta el infinito.
Donde quiero llegar con esto, es hacerles patente, que estamos en un instante, donde todo lo que no sea bienestar de salud en la situación actual, es accesorio, son fuegos de artificio. No estamos creando una sociedad crítica, capaz de dar respuestas o al menos buscarlas para dar soluciones. Creamos una sociedad de huida hacia adelante, sin gente formada, egoísta y poco reflexiva. En una palabra, no estamos creando personas RESOLUTIVAS, sino conformistas. No sabemos priorizar. Véase las noticias, importa más un número estadístico que un nombre propio de quien fallece, el frío dato.
Si las humanidades, se han sustituido por las ciencias; cuando deberían ir de la mano, de un modo holístico y transversal, nos muestran esta estampa actual. Alumnado que no es autónomo para resolver sus cuestiones académicas, profesorado que envía misma actividad que de modo ordinario, como mucho cambian los formatos, pero sigue siendo lo mismo. Porque no se le ha enseñado a ser autónomo a ese alumnado tampoco.
Familias que descubren que antes de la crisis del COVID-19, pasaban de media con sus hijos una media de 180 minutos máximo en 24 horas, tienen problemas para abordar las mil y una cuestiones que les rodean a sus hijos, y han visto que la pedagogía docente, está a otro nivel del que pensaban.
Como conclusión diré, que la escuela es un bien de todos, no hay nadie ni por encima de ella, ni con derechos sobre ella.
La escuela es la continuación de la educación en la casa. La que hace crecer y brotar los talentos de lo más preciado de nuestro mundo, los niños y niñas. Es decir, el capital humano que ha de hacer evolucionar la sociedad de un modo creativo, talentoso y contribuyente, No dependiente.
Profesorado, debe ser coherente a los tiempos y alumnado, que le toca, demandar una formación adecuada, planes de estudio coherentes y flexibles con mayor atención a sus necesidades laborales.
Las familias, tiene la obligación de ser, eso, familia, debe educar a sus hijos como corresponde y colaborar con la escuela, en todo lo que sea mejorar a sus hijos, no de un modo individualista, y egocéntrico interesado a su imagen y semejanza, sino como alguien que será miembro de una sociedad plural y diversa.
Atención a la Diversidad, inclusión de políticas e inversiones en educación radicales, que den el giro que todos esperamos, que sean de facto en la etapa escolar, donde es más fácil atajar, corregir, redirigir e incluso guiar hacia la autonomía y no la dependencia en etapas posteriores como es al final de la adolescencia. Estamos hablando de seres humanos no de frías hojas de Excel.